sábado, 19 de marzo de 2011

Ema

Los días de lluvia, Ema era la única
que tenía permitido salir al parque.
Los doctores saben,
demasiado de árboles.
Carlos Gallegos.

Ema recorre su piel vestida de noche.
Abre los espejos de su cuarto y camina
descalza sobre las huellas de su nombre
y sus siete lunas.

Por la hendidura de la palabra
aúlla el viento entre los pasillos
de su camposanto silencio.

Despierta al ángel y a la niña.
Desvela a la muñeca y esa vida suya
que en mí me vive, esta absurda vida
sin ojos donde latir.

Es que Ema me hace llorar.
Me recuerda que había una vez
un silencio con forma de árbol.

Ema abraza los árboles.

Invaden sus cicatrices
las raíces de la infancia
y Ema piensa que duerme.

Yo abrazo a Ema.

Ema y yo
alguna vez fuimos hojas
de un otoño sin ventanas.

2 comentarios:

Sil dijo...

Danu, tus poemas son tan hermosos como tu dulce persona. Un placer seguir tu blog y estar en contacto con tus actividades. Un abrazo, Silvia

Daniela dijo...

Gracias, Sil, un abrazo enorme.